miércoles, febrero 27, 2008

Frenesí polisémico

La cara del verano:


El cara del verano:


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viernes, febrero 22, 2008

Reflexiones XXVI



Los equipos de aire acondicionado generan emisiones de dióxidos que generan efecto invernadero que generan cambio climático que genera aumento de temperatura que a su vez aumenta las ventas de aires acondicionados. Negocio redondo.

Ergo, aplicando conceptos básicos de marketing para legos, los fabricantes de aires acondicionados tendrían que regalar algunos miles y en unos años facturar fortunas. Esa es la opción uno. La segunda opción es dar un mal servicio técnico que incline a la gente (cansada después de interminables reparaciones) a cambiar el equipo con que ya cuentan. Esto último es lo que hace Ing. Tugentman.

miércoles, febrero 13, 2008

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martes, febrero 12, 2008

Los O´Doyle locales


En la película Billy Madison, protagonizada por Adam Sandler y el genial Chris Farley, los O´Doyle son una familia que está convencida de su superioridad. Abuelos, padres, hijos y nietos dedican su vida a venerar su descendencia irlandesa y molestar a todos los que no forman parte del clan. Su frase característica es "O´Doyle rules".

La versión oriental de estos personajes la encarnan los Aprahamian. Para mí, estos armenios son más diabólicos que los pelirrojos de la película de los hermanos Farrelly. Su maldad no se limita a las agresiones físicas: llega a lo psicológico, a través de publicidades subliminales que buscan lavar el cerebro de los uruguayos hasta convencernos de la magananimidad de su apellido como pilar de la sociedad vernácula.

Detrás de esa simpática imagen del Mundo de las mangueras, Ruben y todos sus parientes esconden un plan similar al de Pinky y Cerebro. Los almuerzos de los domingos, lejos de aquella sobremesa amena de los Benvenutto, son el momento para elucubrar las maniobras siniestras que si bien se presentan como sutiles verdaderamente son burdas.

A mí no me engañan más. Rubito, por ejemplo, el supuesto dibujito inocente y bonachón que en realidad busca controlar la psiquis infantil y reclutarla en la lucha por el predominio de los Aprahamian en el mundo mientras los padres se comen la pastilla. También el bombaredo de los entretiempos del fútbol uruguayo: "Aprahamian, válvulas; Aprahamian, filtros; Aprahamian, mangueras; Aprahamian, hidrolavadoras; Aprahamian..." se escucha por los altoparlantes de todas las canchas de Montevideo y el interior. Ni los grandes villanos de la historia se animaron a algo así. Los Aprahamian aprovechan la indefensión de los espectadores (el entretiempo es sinónimo de distensión) para instalar su nombre -y la maquiavélica ideología que representa- en sus mentes adormecidas y por lo tanto maleables.

Escribo con propiedad. Yo fui víctima. Cómo olvidar cuando volví de aquel Nacional vs Danubio en el Parque Central, allá por mediados de los 90, siendo un purrete nomás, y apenas llegado a casa mi vieja me preguntó si quería merendar y yo solo podía decir "Aprahamian". Así estuve días, hasta que me exorcizaron con una maratón de filmes turcos de la década del 40 y una quema de lehmeyunes en la plaza pública. Sé que no fui el único que cayó. También sé que fui de los pocos que salió. Debo advertirlos, compatriotas. Seguramente hay más tácticas y estrategias de dominio que aún no han sido desenmascaradas. No hay que bajar la guardia. Hay que permanecer atentos. Si es Aprahamian, desconfien.