sábado, febrero 26, 2005

Mac Gyver vive: Prólogo

Este verano fue raro. Entré en contacto con historias que lindan con lo paranormal, con cuentos que son increíbles y que seguramente jamás nadie considerará ciertos. Igual, para divertirme un rato me convino pensar que los sucesos narrados eran reales, sobre todo uno de ellos, motivo de este post.

Corrían veinte (o más) días del primer mes del año, cuando mi estimado amigo caracterizado por su falta de experiencia y yo estábamos de previa en una casa del decadente balneario situado donde termina la costa oceánica de nuestra patria, la Barra del Chuy.

Era nuestra última noche en Saveiro, popular boliche nocturno de la zona. Nunca pensamos que esa noche iba a entrar en la posteridad histórica, era una noche más y los dos lo sabíamos, creíamos que se perdería en los anales del tiempo sin pena ni gloria, como Lou Bega y su "Mambo number five", o Peñarol en Copa Libertadores. Vaya si estábamos equivocados. Lo que estaba por suceder no pudo haber sido imaginado aún por la mente más bizarra del planeta.
La historia la agarramos de rebote. Antes, sentados en la entrada de la casa con algunos amigos y otros personajes, escuchamos algo también muy bizarro, que se vería ulteriormente opacado por la historia motivo de este post.
Resulta que mi hermana preguntó por el Pancho, nuestro anfitrión que hasta ese momento brillaba por su ausencia. Para ser más exactos, quien no pudo ser la primogénita de la familia por mi culpa exclamó: "Y el Pancho?". La respuesta de la Pancha, hermana del ausente, fue: "El Pancho estaba esperando por ustedes, pero como no llegaban se fue a dormir, ahora se levanta y vamos hasta el boliche". La explicación es perfectamente normal y entendible. El tipo se había embolado de esperarnos y se había ido al sobre. Si se nos daba por aparecer, se levantaba y se mandaba con nosotros para Saveiro.
Hasta ahora nada extraño, pero tenía que intervenir mi hermana... Ante la explicación de la ausencia del Pancho, quien ocupa la computadora de casa siempre que la necesito dijo: "PAH, QUÉ CRÁ EL PANCHO". ¿Eh? El cruce de miradas con mi amigo fue instántaneo, digno de las conexiones con el solitario habitante del décimo piso que tanta envidia generan en quien me acompañaba la noche en que se desarrolló esta historia. Nuuuuuuuuuuuuunca podés decir que alguien es "un crá" por haber hecho lo que hizo el Pancho. Veamos si esquematizado les queda más claro.
Mi hermana- ¿Y el Pancho?
La Pancha- El Pancho estaba esperando por ustedes, pero como no llegaban se fue a dormir, ahora se levanta y vamos hasta el boliche.
Mi hermana- Pah, qué crá el Pancho.
Más claro, échenle agua. Es humanamente imposible llegar a la conclusión de otorgarle el título de crá a una persona que se va a dormir porque quienes están por llegar no aparecen. Pero bueh, hay gente para todo. Podría haber respondido mil cosas, pero eso no.
Las carcajadas duraron cinco minutos. Las burlas fueron de todo tipo y color. Por citar una, mi amigo me decía "Hola Pato, qué hacés?" y yo le decía "Pah, qué crá que sos loco, dame un abrazo" y nos cagábamos de la risa un rato más. También hubo imitaciones como: "Che, dónde está Coco?", "Coco se fue al supermercado" ,"Pah, qué fenómeno Coco, es el uno"; y otras por el estilo.
Quedó muy larga la anécdota, así que el plato principal, lo dejo para otro post.

Y un día volvimos...

Estimados visitantes del blog que tengo el orgullo de dirigir:
Estamos de vuelta.
Luego de unas merecidas vacaciones (a las que aún le restan unas semanas), retornamos a nuestra labor de posteo.
Demás está decir que es imprescindible su apoyo para este año que comienza, sigan visitándonos que capaz que alcanzamos las dos visitas al mes, recibiendo el premio a la tercera página menos visitada del país, solo por encima del sitio oficial del Club de fans de Carlos Bueno y la web de la lista de García Pintos.
Cordiales saludos.