sábado, setiembre 16, 2006

COVER





Voy a proceder a postear un artículo de autoría ajena. Lo acabo de leer y me pareció interesante postearlo. El hecho no es común en el presente blog pero pido la licencia del caso en mérito a las siguientes palabras. La cúpula directiva (Facultad de Derecho Universidad de la República) de ésta página y hacedora de grandes realizaciones, epopeyas y proyectos estoy seguro apoya esta decisión.

En primer lugar, de todo "cover" se aprende. Se aprenden técnicas y se ensayan estilos.

En segundo lugar, este pequeño cuento es un ejemplo humilde y sencillo de genialidad. Y justamente la CÚPULA se integra por espíritus que asisten a las penurias del mundo mendigando genialidad. La búsqueda continua e incesante de la genialidad en cualquiera de sus manifestaciones es la noble brújula que marca nuestro accionar y posiciona nuestras proas. Algunos utilizan sinónimos como belleza, fantasía, o la saludan con un chapeau. Es lo mismo. Hablamos de la genialidad que es afín a la ironía, al ingenio, que se encuentra en cierta escena, en ciertas páginas, en ciertas palabras, en cierto verso, ciertos sonidos, en el esfuerzo y la inspiración, en una gambeta, en la palabra "cierto".

Esa misma genialidad se aproxima al arte en actitudes y estilos, y tiene origen heterogéneo. A por ella vamos y de ella somos confesos seguidores. Estamos atentos a sus repentinas apariciones. Su interminable búsqueda (y encuentro) es nuestra conducta.

Algo de eso encontré en las siguientes líneas, escritas quizás por un poeta menor de alguna antología olvidada, pero que merece este humilde reconocimiento. Vaya este prólogo como justificación de este cover. Vayan estas palabras como invitación a esta conducta.

EL SOLIPSISTA

"Walter B. Jehová, por cuyo nombre no pido disculpas, pues en realidad ése era su nombre, había sido un solipsista toda la vida. Un solipsista -por si acaso no conoce la palabra- es alguien que cree que él es la única cosa que realmente existe, que las demás personas y el universo en general sólo existen en su mente y que si dejara de imaginárselos dejarían de existir.

Un día, Walter B. Jehová se convirtió en solipsista practicante. En una semana su esposa se había fugado con otro hombre, había perdido su empleo de funcionario en una agencia de envíos y se había roto una pierna corriendo tras un gato negro para evitar que se cruzara en su camino.

Convaleciente en una cama de hospital, decidió acabar con todo.

Miró a través de la ventana, fijó la vista en las estrellas, deseó que dejaran de existir y ya no estaban allí. Luego, deseó que todas las demás personas cesaran su existencia y el hospital se tornó extrañamente callado, incluso para un hospital. Después, deseó que el mundo desapareciera, y se encontró suspendido en un vacío. Se deshizo de su cuerpo casi con la misma facilidad y luego dio el paso final de desear que él mismo no existiera.

Nada sucedió.

-¡Qué extraño! -pensó. ¿Puede haber un limite para el solipsismo?

-Sí -dijo una voz.

-¿Quién eres tú? -preguntó Walter B. Jehová.

-Yo soy quien creó el universo que tú acabas de desaparecer con tu deseo. Y ahora has tomado mi lugar.

Hubo un profundo suspiro.

-Al fin puedo abandonar mi propia existencia, encontrar el olvido y dejarte a cargo.

-Pero, ¿cómo puedo yo dejar de existir? Es lo que estoy tratando de hacer, ¿sabes?

-Sí, ya lo sé -dijo la voz. Tienes que hacerlo de la misma manera que yo lo hice: Crea un universo. Espera a que alguien en verdad crea lo que tú creíste y desee que ya no exista. Luego te puedes jubilar y dejar que él tome tu lugar. Adiós.

Y la voz desapareció.

Walter B. Jehová estaba solo en el vacío y únicamente había una cosa que podía hacer: Creó el cielo y la tierra.

Tardó siete días."

Fredric Brown.