viernes, mayo 19, 2006

La nueva cosmovisión: el Pladismo

Otra contribución del armenio que más raspa en el Sportivo Cocchiarale: el Pladismo.

La adhesión del dueño del blog a un nueva escuela filantrópico-existencial hizo cuestionar en mí, el emergimiento de una nueva forma de vida.

Ante la decadencia en la que está sumida la polatianidad, cuyo prócer está absolutamente descomunicado con quienes hemos hecho su gloria y se regodea en su carácter de catedrático de literatura armenia (permítanme juntar mis dos manos en signo de 'qué fantasma') he descubierto una expresión superior de la vida, la buena nueva pregonada por Jesús, el súperhombre deseado por Nietzsche: el PLADISMO.

Esta cosmovisión parte de la hipótesis de que cuanto menor sea el tiempo que un hombre dispone para hacer las cosas, más cosas debe hacer. Si un trabajo y una carrera universitaria ya son suficiente, dos trabajos, filiación política, una carrera y una novia son mucho mejor. La vida es muy corta para ser pacatos y quedarse el día entero leyendo las obras completas de Tolstoi, lo verdaderamente transgresor es llegar a un parcial de la materia más difícil del año, decir no haber estudiado nada y sacarse más que la mayoría de los giles que estudiaron dos semanas.

También es esencial en esta escuela la distribución de las horas del sueño. El mediocre ser contemporáneo, en su típica actitud intransigente, practica una dormitación patética, uniforme, solitaria y cobarde tras haber acabado su jornada diaria. Pero el padre de nuestra religión, del cual soy su más fiel aprendiz, demuestra de nuevo su hidalguía sin parangón y su capacidad de desafiar los convencionalismos más asentados y respetados por la humanidad, al dejarse llevar por la ensoñación constantemente, en cada clase, en posiciones corporales que hacen cuestionar la disposición ósea como es enseñada en las escuelas médicas de la actualidad, sin ningún prurito de ser descubierto por los profesores estando a plena vista de estos. Para qué sacar apuntes y prestar atención cuando pueden relajarse los párpados y vivir en un mundo donde todos usen camisas a cuadros, no se peinen ni cepillen los dientes y sean colorados... (no se pongan nerviosos, no es necesario ser de este partido para formar parte de la nueva experiencia mística, somos freaks pero no sadomasoquistas).

Hay mucho más para compartir y entender sobre nuestra congregación, los pladianos estamos dispuestos a informar a todos aquellos que quieran ser parte de esta aventura y de ser aptos, para que nos acompañen en el camino a nuestro paraíso (Juan Paullier) . Entre nuestros proyectos a futuro están: pedir a las Naciones Unidas una extensión de las horas diarias (de 24 a 28) y exigir a las autoridades almohadones en las clases.

Sin más les saludo: que el pladismo les acompañe.

3 Comments:

At 19/5/06 16:37, Anonymous Anónimo said...

Ahora PLADISMO...mmmmmmm
Lo pensare...jejeje
Saludos, Oscar.

 
At 20/5/06 13:08, Blogger El Pato said...

Respeto y admiro al Pladismo, pero una diferencia irreconciliable con la Viveza Alarmante que propone Gomeza no me permite aceptarlo: El Pladismo surge porque a su ideólogo no lo quedó otra que adoptar esa forma de vida. Si nuestro querido Diego M. se encontrara en una coyuntura distinta de la actual, seguramente formaría parte de las huestes gomezianistas.

Salud y POLATIANIDAD!!!

 
At 30/5/06 10:09, Blogger El Pato said...

Se requiere la intervención de Diego M. para terminar una discusión que empezó hoy en Facultad.

Un extrañamente impreciso RR Y el armenio que se adjudicó ilegítimamente la creación del término "polatianidad" (y ésta es solo una pequeña perlita del inconmensurable collar de méritos robados por el susodicho) sostuvieron que Diego M. es pladista por opción propia, cuando quien escribe afirmó en reiteradas oportunidades que Diego M. es pladista porque no le queda otra, y si estuviera en otra coyuntura volvería ser lo que siempre fue: un gomeziano más.

Diego M., queda en vos ponerle fin a esta discusión, dejando de lado los eufemismos y eso de quedar bien con Dios y con el Diablo.

 

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