domingo, marzo 28, 2010

Miles de lunas pasaron


En El libro de los abrazos, Eduardo Galeano cuenta una historia que le contó Gabriel Caro, combatiente colombiano en los tiempos de lucha sandinista contra la dictadura de Somoza en Nicaragua. El protagonista es un suizo que cayó destrozado por una ráfaga de ametralladora. Nadie sabía cómo se llamaba. Dice Galeano que le dice Caro que fue en el Frente Sur, un par de noches al norte del Río San Juan. Cuenta que le cuenta que nadie sabía nada de aquel calladito miliciano rubio que se había ido tan lejos para morir por Nicaragua, por la revolución, por la luna. Dice que le dice que el suizo cayó gritando algo que nadie entendió: ¡Viva Bakunin!

Celebración del coraje/1 es el título de la historia en el libro. Es verdad, hay que tener mucho coraje para jugarse la ropa como lo hizo el suizo. Y agrego: hay que tener bien claro lo que es la lealtad. Esa rareza que el Diccionario de la Real Academia Española define como el cumplimiento de lo que exigen las leyes de la fidelidad y las del honor y hombría de bien. Fidelidad a lo que se piensa, a lo que se siente. Coherencia entre las reflexiones, los sentimientos y la conducta. Eso es honor. Eso es hombría de bien. Si algún día, por esas cosas, me llego a cruzar con un cuestionario de Proust, estoy casi seguro que ya sé cómo contestar varias preguntas.

7 comentarios:

  1. “Niégate a caer.
    Si no puedes negarte a caer,
    niégate a permanecer en el suelo,
    eleva tu corazón hacia el cielo
    y, como un mendigo hambriento,
    suplica que te lo llenen,
    y te lo llenarán.
    Puede que te empujen hacia abajo.
    Puede que te impidan levantarte.
    Pero nadie puede impedirte
    elevar tu corazón
    hacia el cielo…
    sólo tú.
    Es justo en medio de la desdicha
    cuando muchas cosas se aclaran.
    El que dice que nada bueno
    se ha conseguido con ello
    es que aún no está prestando atención.” (C. P. Estés)

    Puede que mi comentario no tenga mucho que ver con lo que escribiste; pero el coraje, la lealtad y fidelidad del suizo se debe a “esa magistral fuerza vital que existe en el interior de todas las cosas y nos fortalece en momentos de zozobra o transición, esa fuerza fiel que jamás puede morir”.

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  2. Tiene que ver y mucho, sapa.

    Además me hizo conocer a Clarissa Pinkola Estés, pinta de personaje riquísimo. Gracias a vos (y a Google y a Wikipedia) por esto.

    A mí lo del suizo me hizo pensar. No sé si sería capaz de algo así. Tal vez por la época que toca, tal vez porque no me dan los huevos.

    No solo por lo heroico. Por lo utópico también.

    Es como el ruso aquel que decidió vivir sin dormir. Lo vi en la tele cuando era guacho y no lo podía creer, al punto que no me lo olvidé.

    El tipo un día se quemó y dijo que no quería dormir más. Filmaban de noche el edificio en el que vivía y todas las luces estaban apagadas, menos la del apartamento de él. No sé si logró lo que se propuso, probablemente no, pero el instante en que decide emprender la hazaña de vivir sin dormir -nada menos- deja ver que lo creyó posible. En un punto pensó que podía. Y eso para mí es increíble. Eso me asombra. Y lo admiro. Tenía absolutamente todo en contra, pero no le importó y se mandó a estar despierto para siempre. Yo una vez quise estar un día sin hablar, arranqué y a la media hora me preguntaron qué quería para comer... dije que quería milanesa con papas fritas.

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  3. el fede del cerro8/4/10 22:56

    "EL valor de un pueblo, como por lo demás también el de un hombre, se mide por su mayor o menor capacidad de imprimir a sus vivencias el sello de lo eterno..." F. Nietzcshe
    Creo que en ciertos casos es tan grande la pasión (por concepto mirar película vinculada a la foto) o los valores en juego que ponemos la vida en ello. Yo lo he visto personalmente màs de una vez y no se puede describir ni explicar, el que así actúa es porque los siente. Esos actos nos hacen trascendentes, de alguna manera inmortales. Pero... mirá lo que me hacés pensar a las dos de la matina. solo pasaba para ver en que andaba el viejo y querido blog. Un saludo

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